con nocturnidad

Con nocturnidad.

 

Pero sin alevosía. Así fueron hechas todas las fotografías del siguiente reportaje. Una compilación de instantáneas resultado de salir con la cámara una vez que se puso el sol. Lunas, estrellas, vías lácteas. Playas, montañas, ríos.  La fotografía nocturna siempre me ha gustado, aunque al principio, hace ya algunos años, mis resultados eran realmente pésimos y me frustaba muchísimo. Me faltaban conocimientos, me faltaba el equipo adecuado y sobretodo me faltaba paciencia.

 

La fotografía nocturna tiene sus ventajas y tiene sus inconvenientes, supongo que como cualquier otra disciplina. La principal ventaja a mi entender es la magia. O mejor dicho, la MAGIA. Porque es con mayúsculas. La magia de convertir el tiempo en luz, y de poder pintar con ella. La magia de captar en una imagen esas estrellas que desde siempre nos han cautivado. La magia de capturar algo tan sumamente inmenso como la Vía Láctea en una fotografía. La magia de convertir la noche en día y la luna en sol. La magia de vivir la noche lejos del ruido y de la luz artificial, y aprender a disfrutar de su silencio, de los sonidos que lo rompen y de las criaturas que la habitan.

 

En contrapartida, es cierto que aunque al principio parece fácil , que sólo es cuestión de colocar la cámara y dejar que pase el tiempo, pronto uno se da cuenta de que conseguir una foto medio decente no es tan sencillo. Hay que planificar, hay que tener en cuenta muchos factores, no todas las noches son buenas para según qué propósitos. Al contrario, según lo que queramos fotografiar, apenas tendremos unas cuantas oportunidades a lo largo del año. Y eso contando con que las condiciones son favorables. Hay que trasnochar, aguantar frío, mosquitos o vete tú a saber qué puede pasar. Puedes tener la localización y el día pensados desde hace mucho. Puedes llegar, componer, empezar, y aparecer todo un tropel de fotógrafos de asociación que justo ese día decidieron hacer lo mismo que tú (ya lo hemos dicho, no hay tantas oportunidades y todos aprovechamos las mismas). O de repente se nubla, cuando la previsión decía lo contrario. O te quedas sin batería y te dejaste la de repuesto, o sin pilas en el frontal, o sin cerveza en la nevera!

 

En cualquier caso, en una salida nocturna, por norma general, se suelen conseguir menos fotos que en una diurna. Hay que saber aceptar que hay ciertos aspectos que escapan a nuestro control. Que hacer ciertas fotos requiere tiempo y paciencia. Y que planificar bien es muy importante. Pero aún así, ahí esta la MAGIA. y es que ya pueden venir nubes, otros fotógrafos o chavalaes de fiesta. Podrán gastarse las baterías, las pilas, fallar el trípode. Pase lo que pase, la noche, con todo lo que ello conlleva, tiene su magia, y con resultados o sin ellos, si sabemos apreciar esto, habrá merecido la pena.

 

En mi caso rara vez salgo de noche sólo. Suele ser necesario pasar unas cuantas horas en las localizaciones, por lo que prefiero ir acompañado. No soy para nada experto en esto de la fotografía con nocturnidad, pero la disfruto mucho, y estas imágenes que os muestro ahora son sin duda resultado de grandes momentos en estupenda compañía.